confianza - Universitas Albertiana https://universitasalbertiana.org/tag/confianza/ Una asociación cultural formada por personas que comparten su conocimiento y experiencia por una sociedad más justa, solidaria y humana. Wed, 04 May 2022 11:50:23 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.5.2 https://universitasalbertiana.org/wp-content/uploads/2021/09/cropped-logo_512-1-32x32.png confianza - Universitas Albertiana https://universitasalbertiana.org/tag/confianza/ 32 32 Democracias en medio de la tormenta https://universitasalbertiana.org/2019/10/democracias-en-medio-de-la-tormenta/?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=democracias-en-medio-de-la-tormenta https://universitasalbertiana.org/2019/10/democracias-en-medio-de-la-tormenta/#comments Thu, 10 Oct 2019 12:12:43 +0000 https://universitasalbertiana.org/?p=3788 El mundo vive momentos de incertidumbre y de mucha tensión, que originan manifestaciones y convulsiones sociales. En oriente y en occidente, por distintas razones, todo se mueve y no siempre de una manera pacífica, como todos desearíamos. Recuperando los apuntes de una conferencia que hace años impartió el profesor R. Panikkar y que llevaba por título: «Fundamentos de la democracia: fuerza y ​​debilidad», recopilo algunas anotaciones:

«Que todos somos iguales es un dogma débil. Somos diferentes y tenemos que encontrar un sistema de «la polis”, que tenga en cuenta la diferencia, y que no nos quiera igualar por la ley. Si hay una gran diferencia económica, no puede darse la democracia. Hay que pasar de una cultura de la guerra (sentido amplio) a una cultura de la Paz: un nuevo cultivo del espíritu humano que no se base en la competitividad, sino en la diversidad y el pluralismo, en el reconocimiento de nuestra contingencia, es decir, no tener una visión absoluta que pueda juzgar al otro. Sistemas de pensamiento que son incompatibles entre sí se necesitan entre sí, a pesar de que no se entiendan. No hay un esquema único, unitario y válido para todo el mundo. No podemos centralizar ninguna forma de poder, ni ninguna forma de vida «.

A pesar de que estas palabras fueron dichas hace muchos años, son de gran actualidad. Hace tiempo que algunos autores señalan algunos límites de las democracias actuales y de la urgencia de que éstas den un salto cualitativo. Pero cuando vivimos momentos como los del presente, es cuando estos límites se hacen más patentes, tanto, que provocan que una parte de la ciudadanía cuestione la legitimidad de la democracia. Ignacio de Loyola decía: «en tiempos de tribulación no hacer mudanzas», pero, aun así, necesitamos cambiar algunas cosas para que la gente vuelva a recuperar la confianza en las instituciones democráticas.

Cuando estamos en medio de una tormenta, cuesta mucho encontrar la palabra serena y tranquila, porque todos estamos alterados y nerviosos y, el miedo a hundirnos, hace que acabemos gritándonos y que queramos imponer nuestros criterios y soluciones. Por desgracia, es en estos momentos, cuando aparecen los profetas de las calamidades y los mesías de las soluciones definitivas. Si la educación es básica para vivir en democracia, nos damos cuenta de que no hemos sido educados para vivir la democracia en momentos de tormenta. Cuando todo se tambalea se necesitan otros criterios, seguridades, y sobre todo, que todo el mundo deje de lado aquello de «salvar sus intereses, sus partidos, sus ideologías”, para buscar lo que sea mejor para todos. Debemos ser capaces de ir juntos, y encarar con firmeza los vientos y tempestades, que no dejan de ser,  retos de futuro.

Como diría Raimon Panikkar, hay que salir de la arena (lucha, competencia, la victoria) para ir a la Ágora, donde se habla, se discute. Se deben ofrecer espacios donde pueda dialogarse, sin premuras, sin imposiciones. Antes tendremos que rescatar la palabra diálogo, porque, hoy, al igual que otras grandes palabras como democracia, libertad, solidaridad o justicia, las hemos sacado del ágora y las hemos situado en la arena, para convertirlas en las primeras armas que usamos contra los demás, impulsadas con la honda del resentimiento.

El punto X de la Carta de la Paz dirigida a la ONU dice:  Un creciente número de países reconocen ya en la actualidad, que todos tenemos el derecho a pensar, expresarnos y agruparnos libremente, respetando siempre la dignidad y los derechos de los demás. Pero igualmente, cada ser humano tiene el derecho a vivir su vida en este mundo de modo coherente con aquello que sinceramente piensa. Las democracias, pues, han de dar un salto cualitativo para defender y propiciar, también, que toda persona pueda vivir de acuerdo con su conciencia sin atentar nunca, por supuesto, a la libertad de nadie ni provocar daños a los demás ni a uno mismo.

Urge dar este salto cualitativo para intentar salir de las democracias de las mayorías o de las minorías, para proponer una democracia de la pluralidad y de las diferencias. Tenemos que repensar una democracia que tiene el reto de tutelar y regular la convivencia de los diferentes grupos que integran la sociedad y que tienen derecho a disfrutar, con libertad, de su opción de vivir.

La democracia debe hacer posible que los individuos y los grupos, dentro de nuestras sociedades de masas, puedan hacer realidad su propia historia. Así como vivir en aquellas costumbres y valores en que reconocen su identidad. Lo tenemos que repensar entre todos, porque este salto cualitativo no viene caracterizado por un sólo proyecto. Sino por las diferentes tradiciones que configuran el momento presente y que hacen posible que cada individuo o grupo, se reconozca formando parte de una cultura plural. La democracia, debe ser un espacio de instituciones, una plaza abierta, donde se encuentran las diferentes opciones políticas, culturales, religiosas. Un lugar donde se generan los diálogos que hacen posible que los individuos y los grupos caminen hacia la edificación de la paz.

Jordi Cussó

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Bitcoins, ¿dinero del futuro? https://universitasalbertiana.org/2018/01/bitcoins-dinero-del-futuro/?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=bitcoins-dinero-del-futuro https://universitasalbertiana.org/2018/01/bitcoins-dinero-del-futuro/#comments Wed, 10 Jan 2018 13:47:46 +0000 https://universitasalbertiana.org/?p=3812

El 9 de diciembre del 2017 leíamos con sorpresa en el periódico El País: “El mercado de futuros de Chicago estrena contratos de bitcoin. Es el reconocimiento oficial por parte del mayor operador con derivados del mundo de que la moneda virtual está para quedarse (…).” Esta noticia relacionada con la rentabilidad y el crecimiento de esta moneda se suma a las muchas que han ido apareciendo los últimos meses. Lo que apunta que conviene hacerse una idea de las características de esta nueva moneda, para luego presentar algunas de las incógnitas de futuro y controversias que incorpora

¿Qué es un Bitcoin?

El Bitcoin —abreviatura BTC, símbolo —, es una criptomoneda[1] que surgió el 3 de enero del año 2009 con la finalidad de facilitar transacciones por internet. Se atribuye su desarrollo a alguien que en su momento se presentó bajo el pseudónimo de Satoshi Nakamoto. En la tecnología bitcoin se trabaja con ocho decimales, siendo la unidad más pequeña de esta moneda un 0,00000001 BTC. Esta cantidad se conoce como 1 Satoshi, en honor de su creador.

¿Qué es la tecnología Blockchain, en la que se basa el Bitcoin?

Un problema esencial en las transacciones es la confianza: no nos fiamos unos de otros. Por eso es necesaria una tercera parte que verifique quiénes somos. Una de las formas más frecuentes de verificación son los DNI o los certificados digitales. Pero la cuestión se complica cuando se trata de transferir dinero. Hasta el momento presente, los intermediarios financieros como la banca, las tarjetas de crédito o Paypal, entre otros, han sido imprescindibles. Pero los intermediarios que certifican nuestra veracidad, al tiempo comercian con los datos que obtienen, de manera que se restringe la privacidad. Y sin privacidad no hay libertad.

A la pregunta de qué se podría hacer para evitar estos intermediarios, la respuesta propuesta es que todo el mundo disponga de la misma información. Esto es básicamente una blockchain, o cadena de bloques en castellano: una base de datos, como un gran libro de contabilidad, del que todos los que participan en la red conservan una copia. La clave de esta tecnología es el consenso: si todos tenemos la misma información, dicha información es necesariamente verdad.

¿Cómo funcionan las transacciones en Bitcoins?

La tecnología del protocolo bitcoin, generadora de esta criptomoneda, se basa en dos pilares, íntimamente unidos. El primero se conoce como “minado de bitcoins”, es decir, la generación de bitcoins. Quien preste su potencia computacional al programa del algoritmo criptográfico que genera las cadenas de bloques —ya sea de su ordenador casero o de una gran instalación, ya sea por unas horas o de forma permanente—, recibe a cambio unos bitcoins.

Por otro lado, tanto el emisor como el receptor de una transacción deben de poseer un monedero electrónico (también conocido como cartera, del inglés wallet), monedero que se cuantifica en bitcoins. Con una sencilla orden (más sencilla que la emisión de un correo electrónico), se emite la transferencia desde el monedero electrónico. Las características más relevantes de estas transacciones son: que no entienden de fronteras nacionales, no tienen coste o tienen un coste realmente muy bajo (no intervienen bancos) y son anónimas, por lo tanto, fuera de cualquier control estatal o fiscal. Para contratar un monedero electrónico no se exige la aportación de documentación de identificación de la persona. Algo parecido a las antiguas cuentas numeradas de la banca suiza. Hay diferentes empresas que facilitan el servicio de monedero electrónico en bitcoin al alcance de cualquier persona con un ordenador conectado a la red.

¿Quién garantiza el valor del Bitcoin?

Toda moneda requiere una garantía. Las primeras monedas se acuñaban con metales preciosos, de manera que el valor del metal que contenían era la garantía de valor de la moneda. Posteriormente, con la aparición del papel moneda, el valor lo garantizaba el banco central emisor de los billetes. En todo un país se aceptan los billetes, porque toda la ciudadanía confía en el papel del banco central como garante. Así que la principal preocupación de los bancos centrales es la creación de billetes con unas medidas de seguridad que hagan muy compleja su falsificación.

La garantía de valor del bitcoin se basa en la tecnología criptográfica, que genera estas cadenas de bloques de datos con las transacciones efectuadas, como si de libros de contabilidad se tratasen, que se generan y son almacenados por toda la red de internet. Están a disposición de todos los operadores de transacciones. Si algún operador generase una transacción falsa (por ejemplo, incrementar su cartera en 100 BTC), esta transacción no sería reconocida por el sistema y sería automáticamente anulada.

Futuro de los Bitcoins

Presenta luces y sombras. Por un lado, la evolución de la moneda es espectacular. En apenas 8 años, a diciembre de 2016, la empresa Blockchain informó que había superado los diez millones de carteras Bitcoin en su servicio MyWallet, mientras que otra empresa, Coinbase alcanzaba 5.200.000 usuarios, con 11.400.000 carteras y más de 45.000 comerciantes. Bitpay, una de las principales compañías mundiales proveedoras de monederos en BTC (con interfase en español), ofrece una tarjeta VISA conectada con la cuenta en bitcoin que permite hacer compras en cualquier establecimiento que acepte la red VISA, con lo que ello supone de conectividad.

Por otro lado, el algoritmo matemático generador de los bitcoins define que nunca habrá más de 21.000.000 de BTC. Con esta medida se pretendía evitar la inflación, pero la elevada demanda que hay de esta moneda, ha generado por otra parte una importante inflación. Vemos que, inicialmente, su valor era nulo; en febrero de 2011, un bitcoin equivaldría a un dólar, mientras que en febrero de 2014, un bitcoin cotizaba alrededor de los 600 dólares y este pasado noviembre alrededor de los 8.000 dólares. Esta extraordinaria evolución ha concentrado las miradas de inversores y especuladores, atraídos por tan elevada rentabilidad.

Algunas críticas que se le han hecho se basan en la confiabilidad que, como hemos visto, la ofrece el propio sistema. Efectivamente, alguien puede intercambiar un bitcoin, cuando el adquirente da por válida esta moneda. En este sentido, se ha comparado con las estafas piramidales, en las que el jugador, debe aportar otros nuevos jugadores para recuperar su inversión, o para verla crecer. Rigurosamente, la comparación no sería exacta, pero recoge uno de los riesgos de esta moneda: si la gente deja de creer en su tecnología o de confiar en su credibilidad, su valor se desplomará a cero, y no hay entidad, ni autoridad alguna a la que reclamar. Si bien es cierto que, hasta la fecha, solo se tiene noticia de un fallo de seguridad informática en el año 2014, que se solucionó rápidamente.

Una de las principales ideas fuerza de esta nueva moneda es su anonimato y desregulación oficial: su tenencia y las transacciones con ella efectuadas, quedan fuera de control monetario o fiscal y fuera del control del sistema bancario. Esta característica, que podría responder a una romántica y atractiva idea de libertad, por otro lado, se ha convertido en refugio para toda clase de negocios y transacciones ilícitos y éticamente reprobables (secuestros, terrorismo internacional, tráfico de substancias, etc.)

Al no haber una autoridad ni estatal, ni de ninguna organización confiable, tampoco habría a quien acudir en caso de incumplimiento, estafa o irregularidad. Todo el sistema se basa en la confiabilidad que otorgan sus operadores al algoritmo matemático en el que se basa.

El bitcoin no deja de ser una expresión más de la transferencia de valor que ha venido operando en el cambio de paradigma de principios del siglo XXI, “del átomo al bite”. Bitcoin es un sistema de valor, que es aceptado para intercambios mercantiles, basado únicamente en una tecnología matemática soportada por la propia red.

Los mejores augurios le asignan un futuro brillante como moneda para intercambios mundiales; para los más pesimistas, no es más que una inmensa burbuja financiera que explotará en cualquier momento.

En cualquier caso, no deja de ser un fenómeno digno de ser observado atentamente…

[1] Medio digital de intercambio, son monedas que utilizan técnicas criptográficas en su creación y seguridad.

Joaquim Planasdemunt 

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Claves para el diálogo político en la democracia https://universitasalbertiana.org/2016/06/claves-para-el-dialogo-politico-en-la-democracia/?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=claves-para-el-dialogo-politico-en-la-democracia https://universitasalbertiana.org/2016/06/claves-para-el-dialogo-politico-en-la-democracia/#comments Sat, 11 Jun 2016 18:56:37 +0000 https://universitasalbertiana.org/?p=4176

Claves para el diálogo político en la democraciaLas democracias en el mundo, aún dentro de sus distintos grados de avance y estabilidad, están atravesando un momento de crisis muy visible. La corrupción que sale a la luz por todas partes debilita la fuerza del vínculo de confianza que ha sustentado hasta ahora a los sistemas democráticos.  Y el supuesto antídoto que están usando aspirantes a políticos -como Donald Trump- es el discurso populista: emotivo, cargado de lugares comunes y prejuicios y cómplice de las tendencias más primarias de la población, lo cual es peor que la enfermedad a la que pretende poner remedio.

Todo ello se expresa en unas campañas y unos “diálogos” entre candidatos que son casi caricaturas de un auténtico debate político. Aquí querría señalar algunas claves para deliberar con seriedad en cualquier otro foro público, y que a mi ver deberían enseñarse en las escuelas para elevar la calidad de la democracia en cualquier país.

Asumir los límites de nuestra razón

Toda persona tiene límites en su posibilidad de entenderse a sí misma y al mundo que le rodea. En primer lugar, porque nuestra capacidad de comprender es en sí misma limitada. Luego porque físicamente estamos en un lugar, pertenecemos a una cultura, categorizamos el mundo en una lengua, con unas determinadas herramientas culturales y con unas rutinas de pensamiento de las cuales no somos conscientes. Eso provoca que todos tengamos áreas ciegas, aspectos de la realidad que no percibimos -ni siquiera cuando alguien nos las describe-, lo cual marca de manera drástica nuestra comprensión de lo que vivimos.

Hay, además, otros sesgos de los que podemos ser más o menos conscientes. Por una parte, las creencias que solemos compartir con personas de nuestro entorno, ligadas a la historia común. Y, por otra, los sesgos individuales que resultan de nuestra historia personal, experiencias más o menos placenteras y elementos de juicio más o menos rudimentarios, que nos marcan en la interpretación de lo que sucede.

Por eso, si queremos ampliar nuestra visión de la realidad y responder a ella con más posibilidades de acertar, es indispensable escuchar cómo otros la ven, cómo la valoran desde otros ángulos y puntos de vista. Sabiendo, claro está, que ellos y ellas también están marcados por sus propias limitaciones.

Tener honradez intelectual

La honradez intelectual es la capacidad de reconocer el acierto y lo que haya de verdadero en las opiniones de otras personas, incluso aunque se les considere adversarios o pertenecientes a otros grupos ideológicos, raciales, religiosos o de cualquier tipo.

No hay deliberación posible si todos los participantes se consideran poseedores de la única y total visión de la realidad.

Por eso es indispensable la humildad de reconocer que uno aporta una parte de lo que se está considerando: una solución, una descripción del problema, una serie de ideas para proyectar algo juntos. Las personas cerradas en sus propias ideologías o creencias son incapaces de ver lo que de acertado, verdadero o razonable hay en los miembros de otros grupos, simplemente por el hecho de que no pertenecen al propio. Se dejan llevar por el prejuicio ante lo diverso, sin entrar en la consideración sincera de lo que están diciendo los demás. 

La grandeza de las personas también se mide por su capacidad de ver las evidencias, aunque sean otros quienes las señalan; la capacidad de reconocer en otros la posibilidad de acertar y formular mejor que ellas mismas un argumento o algún aspecto de la realidad.

La honradez intelectual supone una forma muy alta de madurez humana: la humildad de la razón; la sencillez de aceptar que un individuo, por muy sabio o inteligente que sea, no posee la totalidad de la verdad ni puede abarcar por sí solo la complejidad del mundo que le rodea. Toda persona puede aportarle algo: un ángulo de visión, el énfasis en un aspecto que no había considerado, una sugerencia interesante.

La honradez intelectual puede -¡y debe!- convivir con una apasionada defensa del propio punto de vista y de las propias convicciones, pero dejando siempre espacio a considerar y a aquilatar lo que los demás aportan, para reconocer inmediatamente en ellos lo que haya de verdadero y acertado. 

Leticia Soberón

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El valor de la ejemplaridad https://universitasalbertiana.org/2015/04/el-valor-de-la-ejemplaridad/?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=el-valor-de-la-ejemplaridad https://universitasalbertiana.org/2015/04/el-valor-de-la-ejemplaridad/#respond Sat, 11 Apr 2015 14:22:17 +0000 https://universitasalbertiana.org/?p=4241 El valor de la ejemplaridad

El valor de la ejemplaridad

Cuántas veces hemos oído, e incluso utilizado, aquella expresión que dice “predica con el ejemplo”. No podemos negar que esta expresión está llena de verdad. Tanto es así, que se ha transmitido a través de la sabiduría popular, convirtiéndose en uno de sus dichos.

Si nos centramos en el mundo de la educación, parece lógico que difícilmente podemos pretender enseñar cosas distintas a las que nosotros mismos practicamos. Estamos hablando en este caso de la coherencia entre el ser y el hacer.

El valor de la ejemplaridad tiene una gran fuerza cuando nos movemos en el ámbito de los valores. Difícilmente una persona puede ser un auténtico promotor de la paz en la sociedad civil, si él mismo actúa de forma despótica e intransigente con los que conviven a su alrededor.

Esta regla tan obvia que afecta a la manera en que transmitimos los valores. No funciona de manera tan evidente cuando hablamos de ejemplarizar con nuestra experiencia de vida a las nuevas generaciones. La rapidez con la que se producen los cambios sociales, la incesante evolución de la tecnología y la irrupción de nuevos modelos de negocio, crean un entorno cada vez más complejo y fragmentado. No se parece en nada al mundo en el que se han forjado las generaciones precedentes.

Lo que sí es común a todas las generaciones es la importancia que da el individuo a cubrir sus necesidades primarias. Esta son, en primer lugar, la de tener un trabajo que le proporcione autonomía y recursos económicos y, en segundo lugar, la salud que le permite trabajar y disfrutar de dichos recursos.

Vivimos en una época en la que la evolución exponencial que está experimentando la tecnología facilita una mejora muy sustancial de la salud de las personas, a la vez que un aumento de su esperanza de vida. Sin embargo, por otra parte, se está reduciendo el modelo intensivo de utilización de mano de obra en el mercado laboral, lo que provoca una gran dificultad para poder ofrecer un puesto trabajo a todas las personas que están en edad de trabajar.

Esta terrible paradoja provoca en las nuevas generaciones una gran sensación de incertidumbre derivada de la dificultad para generar, con una cierta seguridad, unos recursos que le servirán para conseguir su autonomía personal.

Y para superar esta incertidumbre, los más mayores tenemos tendencia a utilizar como estímulo el ejemplo de nuestra experiencia pasada y explicar cómo con un gran esfuerzo superamos en su día, nuestras dificultades.

Sin darnos cuenta y de buena fe, esta transmisión del ejemplo crea en las nuevas generaciones una mayor angustia y desconcierto sobre sus vidas. Y esto es así, porque nuestra experiencia está sustentada sobre un mundo que se construyó sobre las certezas, sobre unos valores sólidos. Sobre un modelo de contrato de trabajo fijo y en el que la cultura del esfuerzo permitía siempre obtener resultados.

Y, sin embargo, nuestro mundo ha cambiado totalmente y la historia de las nuevas generaciones se está construyendo sobre la complejidad, la incertidumbre, unos valores líquidos, la transitoriedad y el cambio continuo.

Está claro que en el actual entorno, nuestros jóvenes deben encontrar nuevas estrategias y herramientas que les ayuden a mejorar su capacidad de adaptación. Es por ello que el valor de la ejemplaridad pierde peso en el “hacer” y difícilmente puede aportar respuestas a las nuevas situaciones que se vienen generando.

Muchas veces el ser humano, ante la novedad, tiende a ser pesimista sobre el futuro y a mirar hacia atrás buscando respuesta en las experiencias vividas para resolver los retos que entraña el presente.  Si en realidad queremos apoyar a nuestros jóvenes, centremos nuestros esfuerzos en la transmisión del “ser”. Dejemos de fijarnos en la parte estética de nuestra experiencia (en el qué y en el cómo), y centrémonos en lo que realmente es coetáneo a todas las generaciones. La confianza en el individuo y en su capacidad para gestionar la complejidad son decisivos para poder gozar de un enfoque más positivo y realista de la vida.

David Martinez

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