sociedad civil - Universitas Albertiana https://universitasalbertiana.org/tag/sociedad-civil/ Una asociación cultural formada por personas que comparten su conocimiento y experiencia por una sociedad más justa, solidaria y humana. Wed, 04 May 2022 11:50:13 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.5.2 https://universitasalbertiana.org/wp-content/uploads/2021/09/cropped-logo_512-1-32x32.png sociedad civil - Universitas Albertiana https://universitasalbertiana.org/tag/sociedad-civil/ 32 32 Educación y transformación social https://universitasalbertiana.org/2021/12/educacion-y-transformacion-social/?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=educacion-y-transformacion-social https://universitasalbertiana.org/2021/12/educacion-y-transformacion-social/#comments Thu, 02 Dec 2021 20:36:21 +0000 https://universitasalbertiana.org/?p=4752

Uno de los retos que se nos plantean en las sociedades del s. XXI es, sin duda, la convivencia y la paz. Esta es una tarea transversal y transdisciplinar, en la que todos debemos implicarnos. Sin duda, este empeño ha de nacer de la creatividad y la inteligencia colectiva, pues ya no puede sustentarse en ninguna disciplina particular, porque la nueva realidad y los nuevos desafíos obligan a la transdisciplinariedad y a un enfoque holístico de la acción social y educativa.

Una de las carencias más graves de la sociedad civil, es que está estancada en una etapa crítica. Nos movilizamos para la denuncia y la crítica, pero no tanto para la propuesta y el cambio social. No quiero decir con esto que no tengamos que ser críticos y denunciar la injusticia; pero muchas veces criticar y decir lo mal que va todo, se convierte en una excusa para no hacer nada. La crítica y la queja, no son un buen motor para la transformación social. Hemos de ser capaces de superar la crítica y transformarla en propuestas constructivas. Pues como nos recordaba Alfons Banda en el I Congreso Edificar la Paz en el s. XXI (Barcelona, 2012), la sociedad civil no estará madura hasta que supere la etapa crítica y pase a una etapa propositiva.

Para avanzar hacia esa madurez de la sociedad civil, una sociedad civil capaz de hacer propuestas concretas para mejorar la convivencia y exigir a las instancias gubernamentales que las apliquen. Para que este salto cualitativo sea posible, las estancias educativas debemos incorporar de manera plena lo «común», lo comunitario, en los proyectos educativos desde los primeros ciclos formativos.

Nuestros esfuerzos deben centrarse en lograr una ciudadanía más activa y más activada. Que defienda sus derechos y asuma sus responsabilidades, que interiorice lo comunitario como parte esencial de su configuración como sujeto individual.

Así, uno de los desafíos más importantes de la educación, será desarrollar las competencias necesarias para vivir y relacionarse dentro de la comunidad social, de tomar parte, de participar en la vida social, económica, cultural y política de su entorno. Y esto pasa por incorporar aspectos como la participación, el empoderamiento y el desarrollo de capacidades y habilidades ciudadanas. Pues si esperamos a la edad adulta para motivar y capacitar en las competencias ciudadanas y de lo comunitario, ya es tarde.

Para avanzar hacia el desarrollo de sujetos sociales “plenos”: ciudadanos y ciudadanas capaces de pensar, sentir, decir y hacer por sí mismos, capaces de transformar su realidad personal; pero también, hemos de incorporar a la educación el ámbito de lo común, de lo comunitario. El desafío es motivar y capacitar a las nuevas generaciones para incluirse en el tejido social, de sumar sus fuerzas con otras personas, de asociarse libremente, de incorporarse a las organizaciones sociales y ciudadanas.

Para ello, hemos de desarrollar modelos de intervención educativa que -sin olvidar ni desatender el desarrollo de las capacidades personales- refuercen sus capacidades relacionales, organizativas y de acción colectiva sobre el entorno sociocomunitario, para poder reivindicar y poner en pie respuestas propias a sus necesidades.

Maria Aguilera

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Sociedad civil: de la queja a la propuesta https://universitasalbertiana.org/2018/11/sociedad-civil-de-la-queja-a-la-propuesta/?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=sociedad-civil-de-la-queja-a-la-propuesta https://universitasalbertiana.org/2018/11/sociedad-civil-de-la-queja-a-la-propuesta/#comments Sat, 10 Nov 2018 13:40:52 +0000 https://universitasalbertiana.org/?p=3805

Si preguntáramos a los ciudadanos actuales quién mueve y promueve los cambios políticos y sociales, un gran número de personas, no dudarían en contestar que la sociedad civil organizada, los movimientos sociales, etc. Pero esto, que nos puede parecer tan «normal» iniciado el s. XXI, no lo era en la 2a mitad del siglo XX. A esta misma pregunta, la mayoría de ciudadanos hubieran contestado que los cambios políticos dependían casi exclusivamente del Estado. En las últimas décadas hemos asistido a una creciente involucración de la sociedad civil como motor de cambio de la vida política y, sobretodo, a una creciente toma de conciencia de las posibilidades y protagonismo que la acción colectiva de los ciudadanos tiene en este aspecto.

La mayoría de ciudadanos de occidente desarrollamos nuestra vida en democracia. La democracia ha sido definida por muchos como el menos malo de los sistemas políticos. Con la expresión «menos malo», significamos que si bien son muchos los avances obtenidos en los sistemas de participación en el espacio público, esto no significa que ya esté todo hecho, ni mucho menos. El sistema democrático actual es perfectible y todavía queda mucho por mejorar en nuestro modo de organizar las sociedades en las que vivimos.

El progreso y mejoras en la calidad de vida, en la educación, etc., ha llevado a que cada vez se tome mayor conciencia del importante papel que tiene la ciudadanía en la superación de situaciones problemáticas o injustas que se dan en las sociedades, pero también ha provocado que el sentimiento de descontento vaya en aumento, pues se tiene mayor conocimiento de cómo funcionan los sistemas de gobierno, la negligencia, la irresponsabilidad, etc.

Por otro lado, el progreso y las mejoras alcanzadas en nuestras sociedades, han llevado a acentuar los rasgos de una sociedad dual: hay más desarrollo, pero también más diferencia entre ricos y pobres, incrementa la marginación, la pobreza y los índices de exclusión crecen a niveles alarmantes. Incrementar el nivel de desarrollo económico de un país no significa que se incremente el nivel de igualdad, de justicia, de libertad, de democracia, etc. Junto con el incremento de las diferencias, crece la insatisfacción y el descontento.

Las sociedades democráticas occidentales se rigen por la democracia representativa, pero en las últimas décadas se ha visto que este modelo queda corto para la mayoría de ciudadanos, que no se sienten representados por los políticos que han votado, y que exigen cada vez con mayor contundencia nuevos espacios de participación en el ejercicio del poder.

La Historia nos muestra que las mejoras que quedan por hacer, no siempre se harán por iniciativa de los gobernantes, y muchas veces -por no decir la mayoría- es necesaria la movilización de los ciudadanos para conseguir aquellas mejoras y derechos que son inherentes a la consecución de una vida buena, como diría Aristóteles. De ahí la importancia de promover organizaciones, entidades…, en definitiva, de cuerpos sociales intermedios, sólidos y bien configurados, capaces de articular no sólo la queja y la protesta, sino también propuestas que contribuyan a una mejora de la calidad de vida de los ciudadanos.

Maria Aguilera 

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